viernes, 14 de febrero de 2014

HARNEY Y LOS DATOS MACROECONÓMICOS - CUADERNO 1

Os presentamos una serie de artículos que vamos a ir publicando bajo el título "El Cuaderno de Harney" por el compañero Juanjo Noguera,  hoy comenzamos con una reflexión en el primer cuaderno sobre los datos macroeconómicos... ¡Esperamos que os gusten!


CUADERNO 1 

HARNEY Y LOS DATOS MACROECONÓMICOS

La perogrullada de hoy: los datos macroeconómicos, los índices y variables de los que hacemos uso para diseñar nuestras estrategias en lo social, lo político y lo económico, deberían casar con el sentido común o, al menos, con lo que nuestra razón nos indica como correcto.
O no?
Un ejemplo: uno de los mantras de los últimos tiempos es el aumento de la productividad, esto es, que cada trabajador haga más en menos tiempo.
Ello se podría conseguir dotando al trabajador de mayores medios para producir, esto es, invirtiendo más en I+D+i: un trabajador con una retroexcavadora de última generación cavará más eficientemente que otro con solo un pico y una pala, pero lo cierto es que hemos recortado en I+D+i. Esto es de sentido común.
Pero , ¿qué hacemos? Despedimos a la mitad de los trabajadores sin disminuir la carga de trabajo de los que restan. Vaya, aumenta la productividad, pero no porque se produzca más, sino porque produce menos gente. Esto no es de sentido común.
Entonces, ¿por qué hacerlo? A lo mejor porque realmente no se persigue la productividad de la que nos hablan, sino ganar más invirtiendo menos.
Pero esto tampoco es de sentido común si lo piensas.
La mitad de los españoles no trabaja, y la otra mitad trabaja el doble de lo que debería.
La mitad de los españoles se asoman a la pobreza y la otra mitad a la miseria.
Perdón, dos mitades sumadas hacen el conjunto de todos los españoles y españolas, pero es que hay un cinco por ciento de españoles, o de gente que a veces vive aquí pero no son nuestros vecinos, que no saben de pobreza, solo, quizá, de miseria moral. Son aquellos que se han hecho más ricos,y no, no he dicho ricos, he dicho más ricos.
Pero insisto en que esto no es de sentido común, porque pobreza y miseria para la mayoría y lujo para una minoría, se llama desigualdad, y ya es sabido que las sociedades desiguales son las que se hunden. Y ahora la referencia bibliográfica: léase: “Por qué Fracasan los Países. Los Orígenes del Poder, la Prosperidad y la Pobreza”, de Daron Acemoglu y James A. Robinson, un libro nada antisistema, por cierto.
Y esto no es de sentido común porque, aunque los nuevos ricos chinos, después de depredar su país se muden a Canadá, y quizá, en el club de campo, conozcan a nuestros ricos españoles, los nuevos y los de solera, cada vez habrá menos sitios en donde puedan disfrutar con tranquilidad de su riqueza. Se puede jugar al golf al otro lado de unas alambradas, pero no es lo mismo.
Pues bien, lo que es de sentido común es lo siguiente: si distribuyes parte de lo que te sobra, disfrutarás de tranquilidad, en la medida de cuánto repartas y cómo lo hagas; y si no distribuyes, disfrutarás de un corto vuelo sin motor desde el borde del precipicio al que has decidido asomarte.
Esto, en todo caso, sirve también para aquellos que no nos consideramos ricos, pero que aún nos sobra.
El próximo día quizá hable de alguna otra cosa que todos creemos pero que, lo mismo, es absurda.


Juanjo Noguera

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